jueves, 16 de diciembre de 2010

Segunda partida torneo 4º GT Villa Catarroja 2010: Templarios Negros contra Hermanas de Batalla

La segunda partida del torneo fue contra una lista de Hermanas de Batalla que a simple vista no parecía tener mucha movilidad pero luego pude sufrir su velocidad en combate. Su lista era la siguiente:

- Canonesa con escolta 9 hermanas celestes. (lanzallamas pesado eviscerador)
- Canonesa con escolta 9 hermanas celestes. (lanzallamas pesado, eviscerador)
- 2 escuadras de 10 hermanas de batalla (2 rifles de fusión) en rhino
- 1 escuadra de 10 hermanas de batalla (2 rifles de fusión)
- 2 escuadras de 2 castigos del penitente

La lista que llevaba yo la podéis ver en esta entrada. La misión era "ocupar y mantener" y el despliegue "choque de patrullas".

Mi rival ganó la iniciativa y decidió comenzar primero. Colocó su base en su flanco derecho sobre una colina y yo la mía en mi flanco derecho justo en la esquina del tablero (esto resultó un error ya que pensaba que mi ejército era más móvil que el suyo y fue a la inversa). Desplegó la canonesa y su escolta a 60cms (en medio del campo de batalla), una unidad de hermanas de batalla en el centro del tablero tras las ruinas principales del campo de batalla y la otra unidad de hermanas de batalla en su flanco izquierdo tras cobertura de unas ruinas. Como iba a empezar él y para evitar que no me disparara yo no desplegué nada en mesa aunque no dejé nada en reservas para poder entrar en mi primer turno y disparar anulando su primer turno de disparo. Mi rival avanzó y corrió con la escuadra de la canonesa para acercarse más a mi zona de despliegue mientras entraba el resto de su ejército por su lado del campo de batalla como muestran las imágenes. Hacer mención que sus castigos del penitente movieron 45cms en su primer turno sacando un 6 por la cólera sagrada y otro 6 por correr quedándose (las 2 escuadras) al final de su turno en mitad del campo de batalla.



Los exterminadores asaltan sin conseguir eliminar a toda la unidad
La escuadra del rhino protege la base templaria
En mi primer turno moví el LRC de los cuarteles generales (Paladín y Mariscal) 15cms para situarlo frente a la canonesa y su escolta al mismo tiempo que con el LRC de los exterminadores movía 30cms para dejarlo en posición de asalto (esto fue un error como veremos más tarde). En el flanco derecho desplegué mi rhino con la escuadra de cruzados para proteger mi base y en el flanco izquierdo el predator y el dreadnought para que tuvieran perfecta línea de visión de todo el campo de batalla. El LRC de los C.G. disparó con todo causando 4 bajas a la escuadra de la canonesa y los exterminadores de asalto cargaron a esa misma escuadra para reducirla a cenizas. Pero, para mi sorpresa (era la primera vez que jugaba contra hermanas de batalla y pagué la novatada) con puntos de fe convirtió en invulnerable su TS por armadura y los exterminadores no pudieron acabar con la unidad al completo dejando a la canonesa y a 2 celestes que al devolver el golpe eliminaron a 2 exterminadores. El dreadnought y el predator intentaron disparar a los castigos del penitente pero sacaron unas tiradas malísimas para ver si llegaban a verlos y desperdiciaron su fase de disparo.

El dreadnought y el predator no llegan a disparar el primer turno
















En el segundo turno de las Hermanas de Batalla los castigos del penitente se movieron hacia mi base (me coló el movimiento al desconocer las reglas de la cólera sagrada ya que si llego a saberlas una escuadra de castigos del penitente hubiera tenido que moverse hacia el dreadnought y el predator). Con la cólera sagrada los castigos del penitente movieron 30cms más lo que pudieron correr (sacó un 6 para la regla especial del movimiento) y se acercaron rápidamente a mis tropas. La escuadra de hermanas de batalla de su flanco izquierdo asentó su posición en las ruinas cercanas manteniéndolas a distancia prudencial de mis tropas mientras la otra canonesa junto a su escolta iba transportada en rhino desde su base en dirección a mi dreadnought. La escuadra de hermanas de batalla que estaba escondida en las ruinas centrales mantuvo su posición sin casi avanzar para evitar que pudiera ser declarada como objetivo. No hubo fase de disparo y todo su ejército corrió para posicionarse mejor mientras el combate entre mis exterminadores y la canonesa se recrudecía. Conseguí eliminar a una de las hermanas de batalla pero a cambio de sacrificar a 2 de mis exterminadores debido al voto de cambiar su armadura por invulnerable (de nuevo).




















En mi segundo turno el LRC de los exterminadores movió 15cms hacia la escuadra de hermanas de batalla de su flanco izquierdo mientras el LRC de los cuarteles generales movía otros 15cms en dirección a los castigos del penitente. La escuadra de cruzados en rhino permaneció inmóvil manteniendo la posición y el dreadnought avanzó para tener mejor visibilidad. El dreadnought y el LRC abrieron fuego sobre la escuadra de castigos del penitente destruyendo uno de ellos y volando por los aires el segundo neutralizando momentaneamente ese peligro potencial para mis blindados al mismo tiempo que el predator daba buena cuenta del transporte de la segunda canonesa volándolo por los aires y causando una baja con la explosión y dejando acobardada a la unidad para el siguiente turno. Mientras tanto el exterminador restante conseguía eliminar a la última escolta pereciendo ante la canonesa que consolidó la poisición entre mis 2 LRC.


El predator da buena cuenta del transporte de la canonesa y su escolta
Una escuadra de castigos del penitente es destruida mientras muere el último exterminador

Las hermanas de batalla destruyen un LRC con 2 rifles de fusión
Comenzaba el tercer turno enemigo y la batalla estaba bastante bien controlada habiendo inutilizado parte de la movilidad del enemigo y manteniendo intactos todos mis vehículos. Pero el azar iba a jugar otra vez en mi contra cobrándose la fortuna que había tenido en los primeros turnos de la partida anterior lo que iba a desencadenar el principio del fin de mi cruzada. Los castigos del penitente movieron otra vez 30cms hacia mis LRC y corrieron un poco más mientras su rhino hacía una maniobra envolvente para proporcionarles cobertura. Las hermanas de batalla que hostigaban mi flanco izquierdo movieron hacia el LRC de los exterminadores con intención de destruirlo con sus 2 rifles de fusión. Su fase de disparo fue brutal ya que consiguió un interno con la escuadra de hermanas de batalla que logró destruir el LRC de los exterminadores (sacó un 4 en la tabla de daños) y la canonesa disparó al otro LRC consiguiendo un impacto interno que hizo explotar el vehículo matando a 2 neófitos y un iniciado en el proceso para después sucumbir en la carga suicida que realizó contra la escuadra de cruzados con el paladín y el mariscal. Mi escuadra consolidó la posición hacia las hermanas de batalla enemigas. En cuestión de unos minutos mi cruzada había perdido casi toda su movilidad por no hablar de la potencia de fuego contra infantería con solo 3 disparos de fusión. Los dioses del caos se estaban vengando de mis Templarios Negros por la humillación recibida en la batalla anterior.


La partida había dado un vuelco en un único turno y ahora los Templarios Negros debían reaccionar rápidamente para poder asegurar aunque fuera un empate ya que en 2 turnos iba a ser muy complicado llegar a disputar su base. Lo primero era evitar que sus unidades de línea estuvieran cerca de la base templaria por lo que la escuadra del Mariscal Asgard no dudó en cargar a las hermanas de batalla que habian destruido el LRC de los exterminadores. El predator movió 15cms hacia la base enemiga (lo suficiente para estar a tiro en 2 turnos pero lo justo para poder abrir fuego con su cañón láser acoplado sobre la escuadra restante de castigos del penitente. El dreadnought tomó posición y ambos abrieron fuego sobre dicha escuadra consiguiendo varios impactos internos pero sin la suficiente fortuna en la tabla de daños (unos y doses que son ignorados por los castigos del penitente). La escuadra del Mariscal barrió a las hermanas de batalla sin recibir ninguna baja y consolidó la posición intentando alejarse de los castigos del penitente para evitar ser cargados. La escuadra de cruzados en rhino cumpliendo sus órdenes seguía protegiendo la base templaria sin moverse un centímetro.

El predator y el dreadnought disparan sin conseguir abatir al enemigo

Los "Elegidos de Asgard" dan muerte a una escuadra de hermanas de batalla

Las hermanas de batalla destruyen el cañón láser acoplado del dreadnought
En su cuarto turno el enemigo avanzó con todas sus tropas a excepción de la escuadra de hermanas que ocupaban su base para intentar doblegar el espíritu de batalla de los Templarios Negros. La canonesa que quedaba con vida y su escolta se lanzaron corriendo hacia la posición del predator y el dreadnought a la vez que la escuadra de hermanas de batalla que estaban escondidas en las ruinas del centro del campo de batalla se decidieron por fin a tomar parte en la batalla (me había olvidado de ellas por completo). Finalmente los castigos del penitente llegaron a cargar a la escuadra del Mariscal quedándose trabados. Las hermanas de batalla dispararon sus fusiones contra el dreadnought consiguiendo destruir el cañón láser acoplado mientras los castigos del penitente eliminaban a 3 cruzados en el combate a muerte que se libraba en esa parte del campo de batalla.

El mariscal Asgard y sus hombres luchan a muerte contra los bípodes enemigos
En el cuarto turno Templario y viendo como se desenvolvía la batalla el mariscal Asgard ordenó a la escuadra de cruzados en rhino que desembarcaran y usaran su vehículo como última línea de defensa ante el enemigo y resistieran hasta el último hombre. A su vez la tripulación del predator comprendiendo que la batalla estaba muy cerca de perderse con una maniobra audaz puso sus motores a toda potencia hacia la base enemiga y se lanzó humos para intentar reducir la letalidad de los impactos enemigos mientras el dreadnought con su lanzamisiles lograba inmovilizar al rhino enemigo que podía aún transportar tropas enemigas hacia la base templaria. La lucha encarnizada del combate cuerpo a cuerpo se cobró solamente 2 bajas más por parte de los cruzados quedando aún alguna posibilidad de victoria que se disipó al no conseguir ningún impacto ni el paladín del emperador ni el puño de combate (por segundo turno consecutivo).

Los cruzados se preparan para la batalla final
El rhino es inmovilizado mientras se combate a muerte
El predator intenta una maniobra heroica











El turno quinto del rival iba a determinar si los Templarios mantendrían las opciones de victoria o por el contrario lo máximo que podrían conseguir sería un empate La canonesa y su escolta de hermanas celestes se acercaron al predator rodeándolo mientras hacían lo propio las hermanas de batalla que acababan de salir de las ruinas centrales. La escuadra de la canonesa abrió fuego destruyendo al predator y a su heroica tripulación con él, sin necesidad siquiera de tener que asaltarlo o de que disparara la otra escuadra de hermanas de batalla (ni con los humos que convierten internos en superficiales hubo opción ya que un 6 en la tabla de daños con un fusión sigue siendo destruido por mucho superficial que sea). En el otro lado del campo de batalla los castigos del penitente daban buena cuenta de los cruzados eliminando a toda la unidad a excepción del Mariscal Asgard y el Paladín del Emperador que esta vez consiguió impactar al enemigo inmovilizando a uno de los castigos del penitente.

El predator es destruido y con él las esperanzas de victoria
Solamente el Mariscal y el paladín quedan en pie















El turno quinto Templario fue heroico y rápido. El dreadnought movió y corrió hacia la base para intentar llegar a defenderla con su último aliento mientras el rhino y la escuadra de cruzados colocaban sus posiciones para ser el último baluarte de defensa. El paladín del Emperador dio su vida en el combate para dar un poco más de tiempo a sus camaradas y que así pudieran preparar mejor la última defensa. El mariscal se mantuvo firme hasta el final y no consiguieron abatirle en este turno.

El Mariscal Asgard es el último Templario que aguanta con vida en el combate

Tocaba sufrir un turno más ya que el azar volvió a conjurarse contra los Templarios. Habría un sexto turno donde tocaría sufrir. El ejército enemigo avanzó en bloque sobre las posiciones templarias a excepción de la escuadra de hermanas de batalla que mantenía a salvo su base y de los dos castigos del penitente que se encontraban trabados luchando contra el mariscal. La escuadra de hermanas de batalla intentó disparar al dreadnought pero sus fusiones quedaron fuera de alcance y el resto de su armamento fue inútil. Finalmente el mariscal no pudo seguir conteniendo el avance enemigo y cayó bajo la oleada de golpes de la escuadra de castigos del penitente que consolidó la posición avanzando hacia la base templaria. El rival iba a necesitar un séptimo turno si quería ganar la partida.


Las Hermanas de Batalla avanzan en bloque
El mariscal templario es abatido junto a uno de los enemigos en liza















En el turno sexto los Templarios Negros tras ver caer a su mariscal se prepararon para recibir la carga definitiva. El rhino avanzó un poco su posición (varios centímetros) para evitar que el rival pudiera quedar a distancia de disputar la base si se acercaba lo suficiente. Del mismo modo la escuadra de cruzados avanzó tras el rhino de tal manera que si el enemigo llegara a trabarse en combate cuerpo a cuerpo quedara a más de 8cms de distancia de la base y las tropas templarias a menos de 8cms. El dreadnought avanzó y corrió pero poco iba a poder hacer al estar demasiado alejado. Los Templarios Negros miraron fijamente a la muerte y se rieron en su cara. El destino decidiría su suerte.


Los dioses del caos reían desde la disformidad ya que la partida iba a extenderse un último turno exigiendo a los Templarios Negros que dieran el todo por el todo para no ceder terreno y mantener sus posiciones. Las Hermanas de Batalla avanzaron hacia la base enemiga quedando sus disparos lejos del alcance del dreadnought mientras el castigo del penitente restante movía 25 cms (gracias a la cólera sagrada) hacia la base templaria y realizaba una carga que le dejó trabado a 10cms de su objetivo. Esto significaba que las hermanas de batalla si querían ganar la batalla tendrían que aniquilar hasta el último Templario Negro del campo de batalla. Los Templarios golpearon el duro metal con sus espadas sierra con más coraje y determinación que eficacia ya que al carecer de granadas perforantes carecían de la potencia de combate necesaria para atravesar el duro blindaje enemigo. En la carga el castigo del penitente logró causar 4 bajas a la escuadra de cruzados que perdió un quinto iniciado al no huir y mantenerse firme ante el enemigo. Los Templarios tenían esperanzas de resistir hasta el final.

El castigo del penitente carga contra la última escuadra templaria que le separa de su objetivo
En el turno séptimo templario el dreadnought corrió hasta situarse a distancia de carga (si hubiera habido un octavo turno) pero solamente pudo observar como sus hermanos de armas se batían con valentía y miraban a la muerte a los ojos. Los ataques de los cruzados siguieron sin causar efecto alguno y el castigo del penitente logró causar 2 bajas más a la ya reducida unidad pero sin llegar a exterminarla por completo. Los 3 iniciados restantes lograron sobreponerse a la pérdida del combate sin sufrir más bajas y mantuvieron la posición rodeados de hermanos caídos y cubiertos de sudor y sangre. Finalmente la última defensa de la cruzada había aguantado la embestida enemiga y el coraje y la determinación dieron sus frutos.

La partida terminó en empate a 1 al tener mi rival su base bajo control y yo la mía bajo el control de mi escuadra de 3 cruzados (yo estaba a 6,5cms y mi rival a 10cms). Fue un empate que supo a victoria al ver como se había desarrollado la batalla. Personalmente he de reconocer que cometí varios errores graves que decantaron la partida a favor del rival (además de sus movimientos de casi 45cms durante 3 turnos de sus castigos del penitente). Mi primer error fue el colocar la base en el otro extremo del campo de batalla suponiendo que tenía más movilidad que él. El segundo fue el de no desplegar mi LRC con un C.G y una escuadra de cruzados para tener mayor distancia de fuego en el primer turno y evitar lo que sucedió después de no llegar a ver para disparar. El tercer fallo de importancia fue el asaltar a la canonesa y su escolta con los exterminadores en lugar de disparar con todo el armamento de ambos LRC para debilitar al máximo la escuadra (desconocía el voto que cambiaba la armadura por invulnerables) y el último fue el equivocarme al mover la consolidación de la escuadra de cruzados y los C.G. y dejarla a distancia de carga de los castigos del penitente. Luego el azar y el buen juego de mi rival hicieron el resto.

Un detalle que pudo hacer cambiar la partida fue la aplicación de la regla cólera sagrada que obliga a la unidad a mover hacia el enemigo más cercano (que a mi rival se le olvidó comentar y aplicar) ya que una escuadra de castigos del penitente se hubiera visto obligada a ir hacia mi predator y mi dreadnought mordiendo el polvo posiblemente bajo su fuego, en lugar de rodear las ruinas por el lado contrario. Y de haber sucedido esto los movimientos de los LRC y del resto de mi ejército hubieran variado desde el turno 2.

Como reza el dicho: "Nunca te acostarás sin saber una cosa más". A pesar de mis errores de novato y del detalle de la cólera sagrada hay que reconocer que mi rival fue muy deportivo y que la partida estuvo muy entretenida e interesante hasta el final por lo que a pesar de estas circunstancias sigo teniendo un buen sabor de boca tras haberla jugado.

1 comentario:

  1. Todo se decidió en la última tirada de dados del séptimo turno, muy emocionante, reponiéndote de fallos, reglas raras y la destrucción de los LRC. Muy bien narrada también, te dejo karma en la Colmena.

    Saludos!!

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