martes, 5 de octubre de 2010

Reclusiarca o Señor de la Santidad como opción de cuartel general.

Los capellanes, líderes espirituales de los Templarios Negros, son terroríficas y siniestras figuras de pureza sin tacha que visten una servoarmadura acorde con tales dispensadores de muerte. Sus cascos representan la letal cara del Emperador y de su servoarmadura cuelgan diversos símbolos devotos de batalla y muerte. Son clérigos guerreros que inspiran miedo sin igual y que combaten allí donde la batalla es más dura. Dirigen a sus guerreros des la vanguardia y se regocijan de la carnicería causada al enemigo mientras elevan plegarias al Emperador y a su primarca. Se hallan entre los más grandes héroes del capítulo, ya que se han forjado en el fragor del combate y son veteranos de varios siglos de guerra, tal y como indica el que sean los representantes del honor de los Templarios Negros en batalla.

Los capellanes son recompensados con un respeto reverencial por parte de sus hermanos Marines Espaciales, debido a que su severo comportamiento no permite fallos en su devoción. Se encargan del bienestar espiritual de los guerreros de su capítulo y les inculcan sus valores y creencias, además de dirigirlos en el aprendizaje de los catecismos y liturgias. Son individuos especialmente estrictos y fieros, incluso más que los capellanes de otros capítulos, y son conocidos por su sentido del deber y responsabilidad para con sus hermanos de batalla, y saben que los Templarios Negros solamente podrán mantenerse firmes ante la oscuridad mediante la fe. Los capellanes combaten y administran sus doctrinas con el letal crozius arcanum, un báculo de oficio y un arma letal al mismo tiempo. Este objeto arcano y sagrado refleja la importancia ritual de la batalla para los Marines Espaciales y normalmente está coronado con un águila imperial o un cráneo alado.

La capilla central en la que tienen lugar las oraciones y adoraciones dentro del Cruzado Eterno es conocida como Templo de Dorn, una sombría sala de piedra oscura y cristal tintado. Es un lugar de una gran espiritualidad y en él se encuentran las reliquias más sagradas del capítulo: fragmentos de la armadura de Rogal Dorn, la Espada Negra de Sigismund, primer Paladín del Emperador, y el estandarte que portaba el capitán Navarre durante el asedio al palacio del Emperador que aconteció en la Era de la Apostasía. Los estandartes de batalla cuelgan de sus muros consagrados y hasta las piedras cuentan historias del pasado.

Pero los capellanes enseñan a sus hermanos que la presencia física de una capilla no siempre es necesaria; que los fuegos del campo de batalla son el lugar en el que hay que rendir culto; el rugido de sus bólteres, sus plegarias; y la carnicería de sus enemigos, una ofrenda al Emperador.



La elección entre un Reclusiarca y un Señor de la Santidad se dará fundamentalmente por los puntos de la lista de ejército. A listas a pocos puntos será mejor meter un Reclusiarca y a listas de 1500 puntos o más un Señor de la Santidad. La diferencia entre ambos es de 1 herida y 1 punto de liderazgo por 20 puntos de diferencia (y el liderazgo nos va a traer sin cuidado como veremos más adelante).

De todas formas y con el cambio en la regla "viejos conocidos" del voto del Paladín del Emperador (Aceptar cualquier desafío) los capellanes en general han perdido la mayoría de su encanto. Su habilidad principal es posibilitar a la unidad en la que se encuentran la capacidad de repetir las tiradas fallidas al impactar en cuerpo a cuerpo (letanías de odio), cosa que ya hace el voto del paladín, por lo que esa ventaja se pierde (aunque la seguimos pagando en coste de puntos).

Otra de las ventajas de incluir capellanes en nuestro ejército es aprovecharse de la regla "Celo sin parangón" que proporciona la habilidad "coraje" a la unidad en la que se encuentra evitando tener que hacer así chequeos de moral (como el de acobardamiento o el de sufrir bajas). Pero lo realmente interesante de esta habilidad es que otorga la capacidad de poder dirigir el movimiento de celo justiciero de la unidad hacia donde queramos sin necesidad de que sea la escuadra enemiga visible más cercana. Juntando eso con sus sellos de cruzado conseguimos que nuestros cruzados ganen mucha maniobrabilidad.

El capellán puede además ir acompañado de hasta 3 servidores cenobitas (10 puntos cada uno) que son 3 ataques más y lo que es mejor, suman 3 cm, por cada servidor cenobita, al movimiento por celo justiciero. De esta manera una unidad con un capellán que tenga 3 servidores cenobitas moverá por celo justiciero un total de 1d6 pulgadas (de 3 a 15 cm) + 9cm pudiendo repetir la tirada del dado si sale baja. Esto unido a la regla "Celo sin parangón" hace que las unidades de infantería de los Templarios Negros que lleven un capellán como guía espiritual sean realmente temibles y extremadamente veloces.

Los capellanes además pueden tener una escuadra de mando o una escuadra de mando de exterminadores, pero no salen rentables al ser sustancialmente más caras que las unidades de línea sin ser unidades de línea. Con el reglamento de 5ª edición las escuadras de línea son oro ya que no se pueden ganar las batallas sin ellas. Es muchísimo mejor potenciar unidades de línea añadiendo personajes independientes como los capellanes, a tener escuadras de mando.

Finalmente y como conclusión podemos afirmar que los capellanes funcionan al 100% de su capacidad en listas puras de infantería y siempre deben de ir acompañados de sus 3 servidores cenobitas (si los puntos lo permiten). Es mejor meter un Reclusiarca con 3 cenobitas que no un Señor de la Santidad con un solo cenobita. Además, para potenciar aún más su función lo ideal es llevar a los capellanes en unidades extremadamente grandes de infantería (10 iniciados + 10 neófitos) que sumados al capellán y sus cenobitas hacen unidades de marines de 24 efectivos de los cuales la mitad repiten para impactar. Además estas unidades se mueven casi más en el turno del enemigo que en el turno propio pudiendo darse el caso de que el enemigo gane la iniciativa, haga bajas a nuestra unidad (que automáticamente pasa el chequeo de moral gracias al capellán) y que nuestra unidad mueva 15+9 cm hacia el enemigo antes de que haya empezado nuestro turno. Si hemos desplegado a 30 cm de nuestro borde del tablero esto nos situaría a 54 cm de los 120cm que tiene la mesa (¡casi la mitad de la mesa antes de empezar a mover!) permitiendo en nuestro primer turno mover 15cm y realizar una carga de otros 15cm si el enemigo ha avanzado.

Con esta combinación las escuadras de Templarios son las únicas unidades de infantería capaces de asaltar en su primer turno de juego. Y esto es un factor táctico a tener muy en cuenta.

Fuera de listas de infantería hay que decir que los capellanes pierden casi todo su potencial y que no salen rentables teniendo al Mariscal/Castellano como otra opción de cuartel general mucho más efectiva.