lunes, 20 de septiembre de 2010

Historia de los Templarios: Su fundación.

En el nacimiento del Imperio, durante la Gran Cruzada, el Señor de la Guerra Horus fue poseído por los Dioses Oscuros de la Disformidad y se autoproclamó legitimo gobernante del Imperio. Junto con Horus casi la mitad de las Legiones de Marines Espaciales se sublevaron contra el liderazgo del Emperador, y de entre sus filas surgieron guerreros cuya devoción hacia los Dioses les convirtió en Paladines infundidos con la energía del Caos, más poderosos incluso que un Marine Espacial. Cuando las fuerzas de Horus asaltaron el Palacio Imperial al final de la Herejía, Rogal Dorn eligió un guerrero de entre las filas de sus Puños Imperiales para convertirse en el Paladín del Emperador. El Hermano Sigismund, el mejor de los guerreros de Terra, recibió las mejores armas y armadura y tomó como sagrada misión el buscar y exterminar a los Paladines del Caos. Y así lo hizo, dos docenas de disformes criaturas ingresaron en su sangrienta cuenta antes de que Horus fuera derrotado y las Legiones Traidoras huyeran al Ojo del Terror.

Al final de la Herejía, el Primarca Roboute Guilliman de la Legión de los Ultramarines creó una organización militar que dividiría el poder de las Legiones Astartes, la Armada y el Ejército Imperial a lo largo de la galaxia, de forma que nunca un individuo detentara el poder de una Legión entera de nuevo. Para los Marines Espaciales estas normas se plasmaron en el Codex Astartes, un gran tomo que también trata de la organización de las unidades, emblemas, doctrina táctica y todos los otros aspectos de la estructura de los Marines.

Rogal Dorn, Primarca de los Puños Imperiales, responsable de la defensa de Terra, rehusó dividir su Legión en Capítulos más pequeños, declarando que era su sagrado deber proteger al Emperador y que no podía permitirse separar sus fuerzas a lo largo del Imperio. Dorn llamó a Guilliman cobarde, ya que su Legión no había participado en la defensa de Palacio Imperial, mientras el Primarca de los Ultramarines acusó a Dorn de ser un rebelde y un hereje por rechazar los dictados contenidos en su Codex Astartes.

Dorn no cedió y tampoco lo hizo Guilliman; Leman Russ de los Lobos Espaciales y Vulkan de los Salamandras estaban de acuerdo con Dorn ya que ellos tampoco querían dispersar sus legiones por los confines de la galaxia, pero Ferrus Manus, Primarca de los Manos de Hierro, Corax de la Guardia del Cuervo y Jaghatai Khan de los Cicatrices Blancas apoyaron a los Ultramarines. tras el abismo dejado por la ausencia del Emperador, parecía que los Marines Espaciales estaban destinados a destrozarseunos a otros en un sangriento conflicto. Cuando los Puños Imperiales empezaron a ser violentamente perseguidos por sus supuesta herejía, y la Armada Imperial abrió fuego sobre la astronave de ataque Angel Terrible, era casi inevitable que una vez más una guerra de aniquilación hundiera a los Marines Espaciales y al Imperio. Pero, cuando los recién creados Capítulos y las antiguas Legiones se estaban preparando para la batalla, Dorn acató las órdenes. Accedió a la creación de dos nuevos Capítulos a partir de su Legión - los Puños Carmesíes y los Templarios Negros. Y que estos siguieran un camino diferente al del Capítulo de los Puños Imperiales. Eligió al Paladín Sigismund para liderar a los Templarios Negros y el Capítulo tomó para sí la panoplia blanca y negra de su armadura. 

Sigismund había sido elegido Paladín del Emperador por su ferviente fe en él y su inquebrantable devoción por la humanidad. Los guerreros que se convirtieron en Templarios Negros tomaron este camino para seguir su heroico ejemplo. Al ver la situación en la que se encontraban las Legiones Astartes, y la sospecha bajo la que se hayaban tanto él como sus hermanos, supo que debería de llevar a cabo un acto de fe suprema. Como Gran Mariscal de los Templarios Negros, Sigismund realizó un magnífico juramento que demostraría su lealtad antes de abandonar Terra: juró no descansar nunca en el cumplimiento de sus tareas contra los enemigos del emperador. Este es un juramento que ha renovado cada uno de los grandes mariscales siguientes. Y así fue como comenzó la mayor, y más larga, cruzada de los Marines Espaciales. Una cruzada que sigue adelante sin interrupción diez mil años después.

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